Quiero agradecer a mis papas por haber hecho lo que hicieron, no se que, pero espero poderlo transmitir a mis dos amores. El aprender a tomar decisiones o por lo menos a tomar las que uno cree son correctas es una labor que se alimenta con paciencia, consistencia y congruencia, es una responsabilidad que todo padre tiene para con sus hijos y que debe asumir como parte de ese regalo que nos dejan sus sonrisas, su inocencia que nos recuerda su existencia, sus juegos simples y originales, su sorpresa por lo que descubren cada dia. La vida nos regala vida con cada hijo.
Quiero agradecer a quienes me han acompaniado en mi camino y quienes a su paso me dejaron una ensenanza, o desviaron mi ruta para llegar a ser lo que hoy soy y puedo disfrutar, a aquellas personas que con su ejemplo me mostraron lo que quiero y no quiero de mi vida, a quienes me lastimaron y me levantaron, a quienes me apoyaron y abandonaron.
Porque no puedo olvidar a ninguno, todos me tocaron y todos me moldearon como una pieza de barro que nunca se seca y gira eternamente sobre una tornamesa llamada vida y cada una de sus manos, en menor o mayor cantidad llegaron a modificar mi estructura, a formar un criterio, a hacerme dudar de mis ideas, a corregir el sendero, a confirmar mis creencias, a construir mi YO. Un yo imperfecto avido de conocer cual sera mi siguiente estacion y cuales seran las nuevas manos que continuaran dando forma a este ser que no para de crecer.
Ahora tengo en mis manos dos moldes pequenios que debo ir formando, estas manos torpes ya tienen algo de experiencia y buscaran en todo momento y de corazon construir una base solida que permita soportar lo que otros formen de ellos mas adelante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario